Cascos balísticos

Durante varias décadas, doctores y profesores del Real Instituto de Tecnología (KTH) y del Instituto Karolinska de Estocolmo, que más tarde fueron los fundadores de MIPS, estudiaron en el Instituto Karolinska de Estocolmo la relación entre las lesiones cerebrales y el diseño de los cascos. Los resultados de la investigación hicieron que los investigadores se dieran cuenta de que, en la mayoría de los choques y caídas, la cabeza (o el casco) de una persona golpea el suelo en un ángulo oblicuo. Así, aunque los impactos oblicuos eran mucho más comunes que los impactos radiales lineales, había menos investigación sobre el traumatismo rotacional que se produce cuando el casco golpea el suelo u otro objeto en ángulo. Esto supuso un gran avance que cambiaría la forma tradicional de diseñar cascos, que hasta entonces se había basado en los impactos radiales lineales, menos comunes.

Muchos años de investigación y pruebas precedieron al lanzamiento del primer casco con el sistema de protección Mips® en 2007. Basándose en los datos de sus exhaustivas investigaciones, los fundadores se pusieron manos a la obra para encontrar nuevas formas de minimizar los efectos de los impactos oblicuos. La solución innovadora acabó siendo colocar una capa de baja fricción en el interior del casco para reducir los efectos negativos de la rotación sobre la cabeza. Tras muchos años de investigación, pruebas y desarrollo, lanzaron lo que hoy se conoce como sistema de protección Mips®, una tecnología única de construcción de cascos que proporciona protección adicional a la cabeza.